
Sorprende encontrar en un periódico un artículo que se ocupe de estas cosas: Klaus Ziegler escribe sobre el otro lado de las matemáticas, aquel en el que la teoría construye o revela mundos imperceptibles o inaprensibles, quimeras que, sin embargo, tienen una existencia sensible: El extraño mundo matemático.
«Tal vez el más asombroso de todos ellos pueda ser el contenido en la paradoja de Banach-Tarski. Esta monstruosa patología, que parece violar las leyes más fundamentales de la geometría, fue descubierta en 1924 por dos prominentes matemáticos polacos, Stephan Banach, y Alfred Tarski, y afirma que es posible partir una bola pequeña, por ejemplo una bola de billar, en un número finito de piezas, y luego, sin deformar ninguna de ellas, reordenarlas adecuadamente para armar con éstas otra bola sólida del tamaño que se desee, digamos una tan grande como el Sol.»
Barbaro cierto.
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